Todo esto te podemos decir sobre nuestros vinos y bodegas
Indicación Geográfica Protegida Vino de la Tierra Costa de Cantabria Bodega y Majuelos del Cieza S.L.
El vino se presenta en una botella color topacio oscuro y vestido con una etiqueta colorida y medieval.
El vino de Behetría de Cieza a la vista tiene color amarillo pálido, limpio y brillante. Buena y densa lágrima que se desliza con lentitud por la copa. Sus aromas dominantes en primer plano son frutales, con claros recuerdos de melocotón, pera o manzana, y florales como jazmín y anisados, con un final mineral.
En boca entra con nervio, una acidez fresca pero agradable y sedosa, que nos transmite una sensación de cuerpo firme y buena estructura. El vino Behetría de Cieza está bien anclado a su terruño montañés, fresco y potente, frutal y elegante.
Nos cuenta Manuel Torío, el artífice de este vino y bodega, sus comienzos allá por el 2004 para cumplir sus sueños. Siempre le había atraído el mundo del vino y empezó con un puñado de plantas que, a la vista de los buenos resultados, enseguida pasó a convertirse en lo que hoy es una realidad; cuatro hectáreas de viñedo con Albariño exclusivamente.
Elaboran dos blancos, un Albariño joven y alegre y otro Albariño Selección Barrica con seis meses de crianza en barrica de roble, para esos momentos que nos apetece un vino blanco más armado, con más cuerpo y enjundia.
Rodeado de montañas en un paraje de cuento de hadas, en el corazón de Cantabria, en Villasuso de Cieza está la bodega, una de las pioneras en este sueño de recuperar el viñedo y la viticultura en Cantabria. A fe mía que lo han conseguido. Todavía recuerdo su primera añada que, por problemas burocráticos no la vendió, la regaló a amigos y al canal Horeca.
Visita obligada para cuando salgamos de esta cuarentena.
En Obregón, ayuntamiento de Villaescusa, Cantabria, al pie de la Sierra de Cabárceno
A la entrada del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, se encuentra situado el viñedo y bodega que hoy nos ocupa. Juan Manuel Salinas, alma máter de una trilogía de apasionados del vino, biólogo de profesión y rebelde de espíritu, junto con Ricardo Sierra que no puede pasar un solo día sin pasear entre las vides, además del ya fallecido Joaquín Lamagrande, siguen haciendo el vino que les da la gana. Me explico, porque esto parece muy fuerte.
Hace ya cerca de treinta años, madre mía cómo pasa el tiempo, en una tranquila finca de Obregón, digo tranquila porque está al lado del cementerio, bien orientada al sureste y con suficiente pendiente; deciden estos tres amigos conformar su viñedo. Pero necesitan saber qué plantar; deciden para ello investigar variedades que históricamente estuviesen asentadas en el territorio, además de buscar en el País Vasco y algunas regiones de Francia que tuviesen clima parecido, cantidad de lluvia similar y suelos con la misma composición.
Hasta aquí todo bien, se asesoraron y encontraron las variedades que consideraron idóneas para hacer un cultivo que se asentase con proyección de éxito y de futuro. Las variedades fueron la Gros Manseng y la Petit Manseng como blancas; algo de Tannat y de Achédia como tintas. Variedades todas ellas fuera de las reconocidas por la IGP Vinos de la Tierra Costa de Cantabria.
Como resultado un vino joven y con buena acidez, equilibrado y con muchos matices que nos da mucho juego para compartir con comida y con amigos. En formato bag in box, ideal para el consumo en casa y que se pondrá de moda en los restaurantes sin tardar mucho tiempo.
Cuando tengo dudas sobre algo en concreto de viticultura o de historia de los vinos en Cantabria, no dudo en consultárselo a Juan Manuel Salinas, es como una enciclopedia abierta, como este mapa de la viticultura en Cantabria en 1850, realizado por él mismo y donde nos relata dónde se hacía vino y dónde chacolí en esa época.
Gracias por compartir tu sabiduría Juan Manuel Salinas.
Embotellado por Clagor S.L. en Villarrobledo, Albacete.
Vamos a centrarnos en el mapa. Comunidad de Castilla-La Mancha. Provincia de Albacete. Municipio de Villarrobledo, la mayor extensión de viñedo del mundo. Sí, se dice pronto; pero esto indica la importancia que el vino ha tenido y tiene en esta tierra.
Cuando nos disponemos a comprar un vino, y no tenemos opción de probarlo antes, lo único que podemos hacer es formarnos una expectativa, es decir intentamos "adivinar" como sabrá el vino. Seamos claros: lo que realmente nos importa de un vino sucede en el interior de la botella y no en la etiqueta. De la misma manera que nos interesa infinitamente más el viñedo que la bodega, el viticultor al enólogo y el “currante” al director de marketing. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa: nos encanta una etiqueta bien diseñada alegrando nuestras baldas y nuestra vida, porque una etiqueta (también) es una oportunidad para contar una historia.
En la conformación de esta expectativa está directamente involucrada, entre otros factores, la tipografía del vino. La letra forma parte importante de la marca. No es tarea sencilla. En el arte de diseñar una marca y crear una experiencia agradable, están involucradas muchas variables: la etiqueta, el posicionamiento, el precio, los colores...
Los diseñadores saben de la influencia de la tipografía en la manera de "ver" un producto. Por el tipo de letra intuimos el precio, el estilo o incluso la edad del vino.
Asimismo, una tipografía también puede cambiar el sabor del vino. Por sorprendente que parezca, la tipografía puede alterar la percepción del sabor del vino que tomamos. Las palabras que leemos anticiparán e intensificarán nuestra percepción y disfrute de un sabor, y la forma en que estas palabras se ven pueden hacer lo mismo.
Un precio más elevado en una botella de vino no sólo influye en el sabor que percibimos del vino, sino que también aumenta nuestro placer. En este sentido las tipografías tipo 'Serif', es decir con remates en sus extremos o "teminales de pie" (como la Times o la Georgia), escritas en trazo delgado se asocian con un vino más caro.
Por el contrario el tipo 'Sans Serif', es decir sin remates con cortes rectos (como la Arial, Tahoma o Helvética), con trazo grueso, y ángulos rectos por lo general se asocian a vinos más económicos.
En cuanto a las formas, una tipografía regular y simétrica se asocia a mayor calidad, y por tanto aumenta las posibilidades de compra, por el contrario, las formas triangulares llamativas y sobre todo irregulares, quedan en un segundo plano a la hora de la compra.
Las formas redondeadas, por ejemplo un estilo 'Sans Serif' de remates suaves o ligeramente redondeados, se asocia a vinos más suaves y fáciles de beber.
Pero no es sólo la tipografía en sí lo que influye en el sabor. El diseño de la letra también puede afectar a la expectativa del sabor del vino, antes de probarlo. Además de los tipos de letra, los distintos colores, texturas y formas de éstas pueden hacer cambiar la percepción del vino por completo.
Por ejemplo, los colores de letras de tonos terrosos y las letras angulosas, pueden incrementar la sensación de sabor amargo (tánico) en el vino. Por el contrario, los tonos rosados y letras redondeadas, e incluso en cursiva, intensifican los sabores dulces y florales.
Los expertos insisten en que no se trata de manipulación, sino de algo que sucede en nuestro cerebro a nivel instintivo, es decir sin prestar atención consciente sobre ello.
La explicación se remonta a los instintos básicos de cazadores-recolectores de los humanos. Según expertos, las formas regulares nos inspiran equilibrio, sosiego y calma, mientras que las irregulares todo lo contrario, lo que pone nuestro cerebro en alerta ante un potencial peligro. Se trata de un aviso subconsciente de nuestro propio cerebro para mantenernos seguros.
Sin embargo, tal y como explica Martin Lindström autor del bestsellet "Buy-ology", a nuestro cerebro le gusta la congruencia, por tanto si se persigue potenciar la acidez o tanicidad de un vino, de manera directa, un tipo de letra angulosa y algo irregular podría ser aceptado por nuestro cerebro y ser positivo.
No hay una fórmula mágica para elegir un tipo de letra con éxito, se trata de buscar la mejor combinación a la hora de transmitir el mensaje correcto. El tono, el contexto, el tamaño y el color apropiado son variables a tener en cuenta.
Por ejemplo, si desea que un producto justifique un precio mayor, dirigiéndose a un público más selecto y reducido, el uso de un tipo de letra serif, fina, diseñada regularmente, con buen contraste, y remates con "pie", en un tamaño no muy grande, con un estilo limpio y minimalista, y en tonos de colores apagados puede transmitir esto.
Si lo que se desea es incrementar las ventas accediendo a un público mayor y acentuar la sensación de un vino "fácil" de beber, un tipo de letra sans serif, en negrita, con líneas redondeadas o en cursiva, y tonos de colores suaves, pueden intensificar esto.
En fin, podemos hablar de etiquetas durante largo rato, pero en este caso es obvio y claro el cuento que nos quiere trasmitir. El cuento de la Princesa y el sapo.
Hace mucho tiempo, vivía una bella Princesa que era muy soñadora, creía en la magia y siempre se llenaba la cabeza de aquellas cosas y paraba en las nubes. Un día, mientras paseaba por el bosque, llegó a un bello estanque, y al asomarse sobre este, escucho una voz, al observar bien de donde venia, vio que provenía de un Sapo que se acercaba rápidamente a ella. Ella con mucho miedo dijo:
"¡No, no!, ¡no te me acerques feo Sapo!"
"Espere por favor bella señorita." - Dijo el Sapo - "No le haré nada malo, solo soy un Sapo inofensivo."
"¿El Sapo habla?, ¿qué deseas de mi señor Sapo?" - Dijo la Princesa aun temerosa.
"Le pido me disculpe el atrevimiento." - respondió el Sapo - "Pero si usted fuera tan amable de darme un beso suyo, yo volvería a ser humano."
La Princesa se hizo atrás y dijo:
"¿Yo besar a un Sapo? No, qué asco!, ¡no puedo hacer eso!"
"¿Por qué dice eso señorita?." - Dijo el Sapo - "Yo en realidad soy un Príncipe."
"No, no le creo." - Respondió la Princesa - "¿Cómo un Sapo como usted podría ser un Príncipe?"
"La verdad, yo fui embrujado cruelmente y convertido en un Sapo." - dijo el Sapo - "¿Usted no cree en la magia?"
"Sí creo en la magia." - Respondió la Princesa.
"Entonces, por favor, béseme." - Dijo el Sapo.
Creyendo en su ideal, la Princesa lo hizo, y besó al Sapo. A los pocos segundos, algo increíble sucedió. El feo Sapo, se convirtió en un apuesto Príncipe tal como él lo dijo. Cuando la Princesa y el Príncipe encantado se vieron, sintieron amor a primera vista. Al poco tiempo, se casaron y con el tiempo, vivieron muy felices para siempre.
Acercad vuestros labios a la copa de vino, degustadlo, catadlo con cariño y veréis cómo el cuento es realidad.
¿El sapo, sí o no, ha comido la uva? Veréis cómo todo cambia.
HEREDAD DE ATENCIA 2013 Embotellado por Clagor S.L. en Villarrobledo, Albacete.
Asentado sobre una fértil vega, que desde siempre ha propiciado un gran desarrollo agrícola y ganadero, el término municipal de Villarrobledo alimenta en su seno más de 30.000 hectáreas de viñedo, unos 48.000.000 de cepas de vid, que han convertido al municipio en el mayor productor de uva y vino del mundo. La tipología de sus suelos y un clima de grandes contrastes han favorecido el desarrollo de este cultivo, convirtiendo a Villarrobledo en un pueblo que vive del vino y para el vino.
Desde el primer documento de compra de tierras en la zona que obra en los archivos familiares, fechado en 1.543, pasando por la concesión a la familia de una heredad en Villarrobledo firmada por Felipe ll en 1591, hasta la batalla de Villarrobledo en la I guerra carlista (20/9/1836) en el que los viñedos de la Heredad de Atencia y Las Clavellinas, que estaban a punto de ser vendimiados, quedaron arrasados, hay evidencias de la relación de la familia con el campo y con la viticultura de la zona.
Durante segunda mitad del siglo XX, el cultivo de la vid y la elaboración de vinos a granel cobró especial relevancia, Matilde Acacio de la Peña, una de las cuatro hijas de Mery, ampliaría considerablemente la extensión de viñedo en el “El Gordo” donde, hoy en día se encuentra su pequeña bodega de elaboración y crianza. Durante estos años sus vinos eran enviados a importantes zonas como Rioja o Jerez.
En la década de los 70 y 80, Antonio Núñez-Arenas Hernández y Raquel Blat Acacio inician un proceso de modernización de la Heredad de Atencia y las Clavellinas, introduciendo nuevos cultivos y tecnologías.
Continuar con el cultivo de la vid y la elaboración de vinos requerían importantes inversiones que los precios de venta del momento desaconsejaban, por lo que se decide el cierre de la bodega y el arranque de la mayoría del viñedo.
Pero el tiempo pasa y estamos en el siglo XXI, Fernando y Alfonso, hijos de Antonio y Raquel han recogido el guante de su propia historia y, bajo el antiguo lema -OMNIA IN MELIUS- (siempre a mejor), han vuelto a sus viñas con espíritu renovador y con un nuevo proyecto para elaborar vinos de guarda.
Estos son los antecedentes de este HEREDAD DE ATENCIA añada 2013.
Con Tempranillo de ciclo largo para darle frescura y agilidad; Merlot para darle aromas intensos y fragantes; Cencibel, Syrah y Tinta de Toro. Cada una de estas variedades aporta algo diferenciador a este HEREDAD DE ATENCIA MMXIII; para conseguir un vino carnoso, goloso y potente; nariz de frutas maduras, ahumados y chocolate.